El refranero inadecuado

Llevo un tiempo pensando una cuestión que me tiene molesto. Veo el mundo del siglo XXI y no puedo evitar sentirme profundamente decepcionado con la hipocresía que se guarda  en esta sociedad. Tantos aires de respeto y armonía por todos para encontrarme día a día con una expresión de lo más discriminatoria y ruin que hay.

«Salvado por los pelos» es una expresión innecesaria en una sociedad que tiene la expresión «Salvado por la campana». Además, este primer dicho es una ofensa clara a las personas que no tienen pelo, ya que es fácil incurrir en la broma fácil si una persona con las condiciones anteriormente descritas dice la expresión polémica a la que me refiero. No solo me parece lamentable, sino que considero que esto debería finalizarse ya.

Por esta razón, voy a iniciar una campaña de recogida de firmas para acabar con este lenguaje discriminatorio, cruel y burlón que solo genera una brecha en la sociedad y mucho daño entre la gente de a pie. Espero que todos los que leáis esto sintáis la misma sensación que yo y básicamente no os alarméis cuando os diga que este texto es una ironía.

Por la misma razón, deberíamos prohibir otras expresiones como «Me ha costado un (introduzca órgano)» por aquellas personas que no dispongan del órgano en cuestión, o el refrán «Muerto el perro, se acabó la rabia» porque incita a la violencia animal. Y así con miles de expresiones más. El problema actual es que hay muchísima sensibilidad con todo y se ha perdido el sentido del humor y el gusto por esas cosas tradicionales que son inofensivas, como los refranes.

Pero lo más importante, el lenguaje se ha vuelto políticamente correcto para la gente y muchos no comprenden que las palabras no son el problema, sino las personas que las usan, pues los racistas usan expresiones racistas y los machistas usan expresiones machistas. Pero no por esta razón, el lenguaje entero debe de ser machista o racista y la gente normal usa ciertas expresiones o palabras con mala fe (no todo es salvable, al fin y al cabo). Por ejemplo, la gente que ha leído a Ibáñez, habrá leído en más de una ocasión como usaba la expresión «Sí, bwana». Pues bien, esto podría interpretarse perfectamente como algo racista, pero la realidad es que es simplemente una expresión (bwana en suajili significa señor) que usa con fines humorísticos (también se usa en la película «Bwana» de Imanol Uribe sin ir más lejos) para reflejar un contraste social (la época del esclavismo y la actitud «esclavista» de ciertos jefes con sus empleados).

¿Y a qué viene todo esto? A que las noticias informan hoy de que los panaderos se han puesto en pie de guerra contra la expresión «Pan con pan, comida de tontos». Para empezar, tonto será el que diga cosa semejante en serio, porque no he oído a nadie decir esa expresión en serio ni el pan solo es algo de tontos, ya que es delicioso. Además, nadie dice que los panaderos sean tontos. Por tanto, creo que su queja es bastante inconsistente, además de reflejar la sensibilidad social ante conceptos inofensivos.

Debemos volver a crecer como sociedad y estar por encima de ciertas tonterías como las que he citado hoy. El pan es lo mejor del mundo y yo personalmente no concibo la alimentación de mi día a día sin un mendruguito, por pequeño que sea, de pan. Los panaderos deberían estar orgullosos de poder ser tan imprescindibles en la vida de tantas personas y de hacer tan bien como hacen tantas veces su trabajo y no centrarse en banalidades como las que han aparecido hoy en las noticias.

Valemos más que esto que somos ahora. Tratemos de demostrarlo.

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